Tras asistir a un curso en la Universidad de Brown, Aidan Robison tuvo la idea, para solventar las dificultades de haber nacido con un único brazo, de crear una prótesis con piezas de LEGO. El ingeniero Coby Unger se fijó en él y se prestó como voluntario para la creación de un prototipo como relata Pablo Scarpellini de El Mundo:
Esa normalidad no fue producto de los avances de la ciencia sino del genio y de la creatividad del propio niño. Antes de cumplir los nueve años, Aidan ya había sido capaz de idear un aparato con una conexión para acoplar diferentes objetos en el extremo, empezando con una mano hecha a base de piezas de Lego o un soporte para sujetar el arco de un violín. Resolvió además un problema que le atormentaba desde hace tiempo: cómo jugar a la Wii sin limitación alguna.
Unger confiesa que su labor fue de apoyo, pero que el núcleo de la idea para encajar a la estructura principal distintas aplicaciones fue toda del menor. «Es el niño de nueve años más activo que he visto en mi vida. Está metido en kárate, gimnasia y en un montón de actividades».
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